08 de Mayo, 2024
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El retrato oficial de Mama Antula

El artista que la pintó muerta, cómo arruinaron su obra y la restauración que la salvó

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El artista que la pintó muerta, cómo arruinaron su obra y la restauración que la salvó
 
En 1799, apenas falleció santa María Antonia de San José, las hermanas que vivían con ella en la Casa de Ejercicios llamaron al pintor José de Salas. Por qué se hizo una copia. La recuperación del primer cuadro, que hoy es el retrato oficial de la Santa. Además, los pormenores de la reactivación de la causa y quienes participaron de ella
 
La ceremonia de canonización de Mama Antula que presidió el Papa Francisco el domingo 11 de febrero en la Basílica de San Pedro, en Roma, con el retrato oficial de la Santa (AP Photo/Alessandra Tarantino)
 
 
El Domingo 11 de febrero el papa Francisco canonizó en la Basílica de San Pedro, en Roma, a la Beata María Antonia de San José, mejor conocida como la mama Antula (mama, sin acento). Sobre uno de los pilares, en el izquierdo, se colocó un gran paño con la pintura de la nueva santa. Ese paño era copia de un famoso cuadro que se encuentra en la Santa Casa de Ejercicios fundada por ella. El tapiz es una representación de la copia del cuadro pintado por José de Salas (apodado “el madrileño”) quien había nacido en Madrid en 1735 y falleció en Buenos Aires en 1809. Se educó en la Academia de San Fernando de la capital española. Arribó a la Argentina hacia 1772. Este artista de caballete academicista había retratado a varios funcionarios del virreinato, como los virreyes Nicolás del Campo y Pedro Melo.
 
El 7 de marzo de 1799, a las tres de la tarde, María Antonia, la beata fundadora, falleció en la Casa de Ejercicios. Ante este hecho, notaron que nunca se había realizado un retrato de ella, dado que jamás lo había permitido en vida. Ante el inminente sepelio (que se realizó al otro día, de madrugada, en el camposanto de la iglesia de la Piedad), raudamente se fue a buscar a la ciudad a José Salas. Cabe recordar que la Casa de Ejercicios estaba ubicada muy lejos de casco céntrico, y había que atravesar tres arroyos para llegar a la plaza de la Victoria (actual plaza de Mayo). Además, cuando llovía, eran imposibles de atravesar.
 
El paño con la copia del cuadro de Mama Antula que pintó Salas, en la Basílica de San Pedro. La Santa nunca se dejó retratar en vida. Salas debió pintarla muerta... pero como si estuviera con vida.
 
Cuando José de Salas arribó, trazó unos esbozos del rostro de la difunta y con ellos se retiró a pintar el cuadro. Era muy común que se retrataran cuadros con religiosas fallecidas, como por ejemplo la colección de cuadros de las “monjas coronadas” en el Perú. Pero a Salas le solicitaron que la pintara viva, y no difunta.
 
Por lo tanto, el pintor ubicó a María Antonia de pie, frente a la Casa de Ejercicios, envuelta en su manto negro, que utilizaba en forma de velo y vestida con un hábito negro y al cuello un velo blanco que lo cubre. El cuadro es un óleo cuyas dimensiones son 125 cm de alto por 90 cm de ancho, incluido el marco de madera. La paleta de colores aplicada se limita al ocre, al rojo y al negro. El cuerpo de la beata ocupa la mayor parte de la superficie pictórica. Su rostro se destaca por la forma angular y por la mirada ensimismada, orientada hacia la derecha. En su mano derecha sostiene una cruz alta y en la izquierda un libro abierto. Detrás de ella se observa la puerta de ingreso a la casa de ejercicios. Salas escribirá -textual- debajo del cuadro: “Doña María Antonia de la Paz. Fundadora de esta Santa Casa. Nació en la ciudad de Santiago del Estero el año de 1730; i murió en esta Capital el día 7 de marzo de 1799. Este retrato es obra de Don José Salas, quien, por afecto a esta Señora, lo colocó graciosamente… para perpetuar su memoria.”
 
El retrato que hizo García del Molino. Se supone que reemplazaría al de Salas en la iconografía oficial, pero como la copia fue hecha sobre varias restauraciones fallidas, fue descartado
De este epígrafe, queda clarísimo que Salas nos dijo dónde nació: “en la ciudad de Santiago del Estero” y el año “1730″. ¿Por qué dudar de un contemporáneo de la santa que dejará por escrito en su obra semejante dato? Si este dato hubiera sido erróneo ¿no creen que lo corregiría? Salas y la santa misma en sus cartas repiten una y otra vez: “…nací en Santiago del estero”. Y otro dato importante: coloca el año de nacimiento.
 
Este retrato fue colgado en la habitación donde falleció la Santa, pero con el paso del tiempo y el descuido se fue deteriorando. Al notar esto, y antes de sufrir unos de los tantos repintes, fue convocado el pintor retratista García del Molino, para que basando en el cuadro de Salas pintara otro, y así lo hizo.
 
Década del 70: el cuadro en la celda número 9 de la Casa de Ejercicios, donde murió Mama Antula. Tenía un gran deterioro
 
Lo pintó en 1861, con el fin de reemplazar al de Salas. Es probable que este encargo implicara un desafío significativo por el prestigio de la imagen primigenia, y García del Molino escribirá sobre el mismo cuadro en forma de ovalo: “Da. María Antonia de la Paz. Fundadora de esta Santa Casa de exercicios Espirituales de Buenos Aires, Montevideo y otras. Nació en la ciudad de Santiago del Estero en el año 1730 y murió en esta B° Ayres el 7 de marzo de 1799. D n. José de Salas (a) el madrileño hizo el retrato de la Fundadora y obsequió con él esta Casa. No estando ya bueno este y hubiéndo aparecido el bosquejo original, su paisano Cura de Sn Telmo Dn Ramón García costeó el presente en el año 1861. Pint. p. Fdo García del Molino”
 
Acá, García del Molino nos repite el lugar del nacimiento y el año, nadie lo corrigió, y eran contemporáneos a la santa. Es decir que los datos eran certeros. Este cuadro de García del Molino podemos observar que es diametralmente opuesto al de José de Salas. Pero era copia fiel… ¿Cómo es posible?
 
El cuadro de Mama Antula que pintó Salas, muy deteriorado y oscuro antes de la restauración
 
El cuadro que observó García del Molino cuando hizo la copia es tal y como lo copió. La cuestión es que, con el paso de los siglos, el cuadro de Salas tuvo hasta 12 repintes. Y es importante aclarar que García del Molino encontró los bosquejos del cuadro original, él mismo nos lo dice: “…No estando ya bueno este y hubiéndo aparecido el bosquejo original…”
 
La imagen que observamos en García del Molino, es de una señora mayor, (recordemos que tenía 69 años vividos en el s. XVII) con pelo cano y de cara más redonda y este será el rostro de la estatua mortuoria que mandará a ejecutar Mons. Ezcurra en Génova, Italia para depositar en su sepulcro de la actual santa en la basílica de la Piedad. Estas imágenes distan mucho de lo que hoy observamos en el cuadro de Salas.
 
La restauradora de arte Teresa Gowland recuperó el cuadro de Salas
 
En 1993 el cuadro de Salas era solo un cuadro oscuro, y poco se veían de los detalles del mismo. Solo el rostro, las manos y el libro, por lo demás, nada se distinguía. Acá es donde quien escribe estas líneas le solicitó a Telefónica de Argentina una donación para la restauración del cuadro. Telefónica accedió a pagar la restauración de la obra, que llevó a cabo Teresa Gowland, reconocida experta en restauraciones. La obra se lleva a su taller del barrio de Núñez y allí ella y su equipo ponen manos a la obra.
 
Dos años y mediose tardó en restaurar el cuadro. Muchos repintes sobre el mismo, uno peor que el otro, habían hecho que la imagen original se perdiera para siempre: capas y capas de pintura habían deteriorado de tal modo la tela que era muy difícil de recuperar la imagen original, pero al llegar al último repinte, muy espectralmente, en casi un levísimo bosquejo,
 
aparece la imagen más parecida a la de García del Molino. Se culminó la tarea, se hizo un informe para los donantes y otro para los archivos de la Santa Casa. Hubo un acto con la participación del presidente del Telefónica de aquel entonces, la madre general Hilda Rosa Ledesma y autoridades civiles y eclesiásticas y el cuadro se volvió a depositar en la celda numero 9 donde, según la tradición, falleció la Santa.
 
Estudio de los restos de santa María Antonia por parte de los médicos legistas Dr. Néstor Botas y Dra. Adriana Mendía (Gentileza Gerardo Di Fazio)
 
Esa fue la imagen de María Antonia, basada en el cuadro, que se desplegó dentro de la Basílica de San Pedro. Con gran emoción escuchamos al papa Francisco decir la fórmula de Canonización: “En honor a la Santísima Trinidad, para exaltación de la fe católica y crecimiento de la vida cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y la nuestra, después de haber reflexionado largamente, invocando muchas veces la ayuda divina y oído el parecer de numerosos hermanos en el episcopado, declaramos y definimos santa a la beata María Antonia de San José, la inscribimos en el Catálogo de los Santos, y establecemos que en toda la Iglesia sea devotamente honrada entre los santos los días 7 de marzo de cada año, conmemoración de su regreso a la casa de Padre. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
 
Dudo que en vida, don José de Salas habrá soñado que, basado en una obra suya, un lienzo fuera desplegado en la basílica de San Pedro del Vaticano.
os restos mortales de santa María Antonia son depositados en la nueva urna por la madre general Hilda Rosa Ledesma (Gentileza Gerardo Di Fazio)
 
Post Scriptum:
Para llegar a la canonización pasaron siglos (literal) y hubo muchas personas que trabajaron en ella. La recopilación de datos y de material comenzó en 1890. La causa como tal fue introducida en 1905, siendo papa san Pio X. Y el 8 de agosto de 1917 se otorga el decreto oficial de la misma. Su causa de canonización fue la primera que introdujo la República Argentina en Roma, junto con la de fray Luis Bolaños. Fue el padre Camilo Beccarí -jesuita, desde y ocupó ese cargo hasta 1929- como primer postulador, lo siguieron otros once con una misma postura. Entre ellos monseñor Pettimer Cíppico (de 1930 a 1947), Rdo. P. Carlos Michellini (de 1947 a 1964) Rdo. P. Ignacio Acevedo (1966 a 1968), Rdo. P. Juan Carlos Galllici (1968 a 1972), Rdo. Padre Jesús Solano (1972 a 1982) Rdo. P. Antonio Cairoli OFM (1982 a 1987) y la Dra. Silvia Correale (desde el 12 de diciembre de 1998 hasta la fecha de su canonización). Como ven la Causa tardo tiempo, mucho: es que “pasaron cosas” en nuestro país y en Europa.
 
Roma, 1977 Gerardo Di Fazio Lorenzo, el dr. Dr. Pablo Argarate, actual Decano de la universidad de Graz, Austria, Lidia Angeli, la dra. Silvia Correale (la última postuladora de la Causa de Mama Antula) y la madre Hilda Ledesma
 
La causa de canonización se reactivó en 1980, con el Rdo. P. Ignacio Pérez del Viso SJ. y la madre general de la congregación del Divino Salvador, hna. Leonilda Barbosa. Luego de su fallecimiento de la hna. Leonilda, tomó su lugar la hna. Hilda Rosa Ledesma. En esa época éramos muy pocos (y digo éramos, porque quien firma esta nota tuvo parte en esa labor): la hna. Hilda, las hermanas de la congregación, el Rdo. P. Ignacio Pérez del Viso, la Prof. Graciela Ríos, la Dra. Alicia Frascina, la Lic. Teresa del Valle González Fernández; el personal de la santa Casa (Patricia Cortez y Walter Mendoza) y más tarde se sumarán el Prof. Walter Delrío y la Dra. Silvia Correale, como postuladora de la causa -que me fue presentada por el Pbro. Alejandro Llorente- y Mons. Guillermo Karcher. Vale la pena aclarar que, en aquellos primeros tiempos, nadie nos daba esperanza para que causa de canonización prosperara, solo escuchábamos voces de desaliento por parte de muchos clérigos y laicos: “esa causa está muerta…”, “la figura de la Antonia no sirve como ejemplo para el S. XX…”. La figura de la actual Santa era conocida solo por unos pocos historiadores eclesiásticos, pero, nobleza obliga, su memoria era muy recordada y venerada en Santiago del Estero. Y así, junto a la Madre Hilda, compaginamos una hojita llamada “compañera del camino”, que se distribuía una vez al mes por las iglesias cercanas de la Santa Casa. El padre Pérez del Viso, hacía otra hojita. El diseño de la misma estaba a cargo del Lic. Adrián Suarez.
 
José Salas, el pintor madrileño, puede descansar en paz, su obra ondeó en Roma, y los que trabajamos por el reconocimiento de la santidad de María Antonia (los de siglos pasados y los actuales) podremos decirle al Señor, parafraseando a San Pablo: “Hemos peleado la buena batalla, hemos acabado la carrera, hemos logrado que la obra llegue a buen término…”
 
 
Fuente: Infobae
Por Gerardo Di Fazio