Democracia para siempre y desarrollo para todos
Este año se cumplen 40 años de democracia en la Argentina.
Los argentinos nos adentramos en el recuerdo de otro 24 de marzo. Una fecha que, por su particularidad histórica (el inicio de la última dictadura cívico-militar), nos lleva a rememorar el inicio de la etapa más sangrienta de nuestra historia. Pero este no es cualquier 24 de marzo: se cumplen 40 años de democracia y, entre fecha y fecha, nos debemos una reflexión sobre el hoy, sobre lo que pasa en las casas de los argentinos y en las calles de nuestro país.
Todos aquellos problemas que quisimos resolver con la democracia están ahí, y la confianza en que los representantes políticos podamos resolverla es baja. Hoy hay quienes dicen que la decadencia nacional ocurrió a partir de 1916, con la ampliación del sufragio, o sea, la primera elección realmente democrática del país; pero que, además, se divierten atacando a quien quizá sea el artífice de nuestra democracia contemporánea, Raúl Alfonsín, erosionando todo su capital simbólico y todo su accionar histórico en pos de la consolidación de su objetivo de Gobierno: una democracia para siempre.
Quienes comulgan con esta visión del país son liderados por una persona cuyas posibilidades de competencia electoral lo pueden llevar a ser presidente de los argentinos. Por eso escribo estas líneas con cierta preocupación, pero con mayor voluntad de pensar cómo hacer para cambiar el país para siempre.
Si la política no escucha y no es capaz de generar, a través del diálogo, consensos básicos en torno a la lucha contra la inflación y contra la inseguridad; si no somos capaces de trabajar para la instauración de reformas en el sistema previsional, en planes sociales, en la educación y la salud; seguiremos presos de una trampa de esperanza que se disipe y vuelva cada vez más proclive a nuestro sistema democrático, a caer en una trampa autoritaria.
El próximo gobierno debe ser bien claro en el rumbo: reformas permanentes, con una dirección clara y con pasos pequeños, pero sostenibles en el tiempo. No es una idea nueva, pero, si lo pensamos, nunca se aplicó.
Ya estamos a 47 años del último quiebre constitucional que nos trajo el período más trágico de la historia argentina, pero también a 40 años de la recuperación de la libertad. Nuestro norte es claro: democracia para siempre y desarrollo para todos.
* Secretario General de la Honorable Convención de la UCR
* Jefe de Gabinete del Ministerio de Desarrollo Económico y Producción del gobierno porteño
Fuente: BaeNegocios
Por Hernán Rossi
