28 de Marzo, 2024
Radio Mercosur
Opinión

El poder del cuarto poder - Escribe el Dr. Gabriel Boragina ©

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Siempre me impactó la idea que representa ese poder de la prensa cuya importancia le ha merecido ser reconocido incluso por la Constitución de la Nación Argentina y la de otros países, ya sea para otorgarle amplia libertad o la más estricta censura.

 
Todos los déspotas admiten su importancia, y por eso siempre han pujado por tenerla de su lado, por las buenas o por las malas.
 
Es difícil para el ciudadano común discernir donde se encuentra la delgada barrera que separa a la prensa servil y tributaria al poder de la otra libre e independiente. A veces la distinción es clara, otras difusa, y en una tercera ocasión el servilismo es manifiesto. El problema consiste en donde se posicionan las zonas grises.
 
Y esto carecería de toda importancia si la gente no fuera tan dependiente de la prensa o, mejor dicho, de los que hacen de ella su profesión: los periodistas. Estos tienen un poder enorme del cual muchas veces no parecen conscientes.
 
La llamada 'opinión pública' depende de ellos casi con una sumisión absoluta. Su credibilidad es muchas veces más alta que la que gozan los políticos. Por algún fenómeno psicológico difícil de explicar (al menos para el que esto escribe) es más fácil para la gente dudar de la palabra de un político, que la de un periodista sobre el mismo tema.
 
Quizás algunas explicaciones pueden ser estas:
 
El político está más expuesto (cualitativamente) en su palabra, dado que en la acción política debe demostrarla.
Esa misma acción política (ya en curso) muestra que, en un porcentaje cercano al 100%, lo que ha prometido en campaña es total o parcialmente falso.
El periodista, en cambio, no está sometido a estas limitaciones. No está obligado a prometerle nada al votante, ya que su misión se agota en mostrale lo que hacen los demás. Es todo lo que debe realizar, es su principal compromiso: exponer a la gente lo que pasa. Lo que hacen los otros. El público será el que juzgará a esos otros. A veces el periodista se suma a ese juicio y generalmente lo hace coincidente con el de sus espectadores. Su público. De estos: es una mayoría la gente que pasa horas de su vida y de su día a día frente a un televisor mirando constantemente las noticias… de lo que sea. No importa, mientras sean noticias de cualquier cosa.
 
Ingrese el lector a cualquier red social y deténgase por un rato largo a ver de qué habla la gente y podrá comprobar lo que aquí se dice.
 
Como los periodistas están más expuestos que los políticos a la exhibición pública, son aquellos los más creíbles, simplemente porque se los escucha más a menudo que a los políticos y no están exigidos a probar la verosimilitud de sus dichos. Basta que dejen deslizar entre sus espectadores un mero 'trascendido' sobre un hecho o dicho cualquiera para generan sospechas sobre los protagonistas del mismo y dar el puntapié inicial a interminables polémicas.
 
El periodista tiene en su público un interés comercial a largo plazo. Y cuenta para ello con algunas ventajas: no está obligado a confiar en la veracidad de las fuentes en las que abreva la información que recaba, excepto, a veces, que sea un periodista de investigación, al que la misma opinión publica le atribuye una responsabilidad mayor, pero -a la vez- una cuota también más grande de credibilidad que al resto de los periodistas de divulgación.
 
Pero el rasgo en común entre periodistas y políticos es que ambos viven y se deben a su público. Cada uno a su manera, deben ofrecerle a ese público del que dependen un producto que estos demanden. Y como todo consumidor, esos gustos del público van mutando en el tiempo y se van haciendo cada vez más exigentes.
 
La puja por estar en la TV se acrecienta, ya que la gente que la consume masivamente es más afecta a los medios pasivos de información (audio y video) y menos a los medios activos (lectura).
 
Un video de un periodista español lo describe a la perfección en muy pocas y ejemplares palabras. Se puede ver aquí: https://t.co/sQ78W7kcut
 
 
'Lo que se ve y lo que no se ve' (F. Bastiat)
 
Si bien el fenomenal polemista francés utilizó dicha frase con otros propósitos, se la tomaremos prestada para ilustrar nuestra idea siguiente.
 
Posiblemente, lo más trágico del periodismo es aquello que no muestra, muchas veces por desconocimiento y no deliberadamente.
 
Me refiero a que conozco muchísima gente verdadera y excelentemente capacitada en amplios campos del saber humano (político, económico, cultural, académicos, etc.) que sería tremendamente útil a la sociedad, pero son aquellos que nunca llegan a ninguna parte sencillamente porque 'nadie los conoce', ya que -como se dice- 'no tienen prensa'.
 
Suelen, sin embargo, en el mejor de los casos, moverse en círculos privados de profesionales calificados, pero podrían aportar mucho más a la sociedad si sus brillantes contribuciones tuvieran masiva difusión.
 
Mucha gente supera con creces a los mediocres que hoy paradójicamente 'sobresalen' en esos campos y en otros, por la única razón de que estos últimos son 'personajes' nada más porque aparecen muy seguido, en la TV, radios, diarios. En cambio, los que verdaderamente saben no tienen esa posibilidad, o sólo lo hacen esporádicamente sin la suficiente intensidad como para transcender a posiciones más conocidas.
 
Habitualmente me pregunto, ¿cuántos deportistas de excelencia hoy serian estrellas del deporte si simplemente hubieran tenido la suerte de ser descubiertos por la persona apropiada que los llevara a los medios de difusión para presentarlos como una verdadera promesa en lo suyo? He aquí donde el poder de la prensa revela, a mi juicio, toda su dimensión.
 
Y sólo tomo el caso del ‘’deporte’’ y -en especial- el fútbol, porque es la 'religión' mayoritaria en numerosas partes del mundo. Pero lo mismo aplica al arte, el espectáculo (cine, teatro, etc.) la ciencia, la política, la economía, y hasta el periodismo incluido también, etc.
 
Creo que han de ser muchísimas más las veces en la vida donde las verdaderas luminarias sociales se encuentran en el anonimato y no en las tablas de un escenario televisado que, por su propia naturaleza, siempre es limitado.
 
 
Dr.Gabriel Boragina.
 
Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas. Egresado de ESEADE (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas. Profesor titular de Economía en iAcademics; Presidente del CEFP (Centro de Estudios Económicos, Filosóficos y Políticos). Director del curso sobre Escuela Austriaca de Economía, dictado por el Centro de Educación a Distancia para los Estudios Económicos (CEDEPE). Director del Departamento de Derecho Financiero del INAE (Instituto Argentino de Economía). Colaborador de "Economía Para Todos", revista digital de económica y política, Director Lic. Roberto Cachanosky; de "Fundación Atlas para una Sociedad Libre"; (Director Ejecutivo Lic. Martin Simonetta); de "Radio Mercosur" (Director Ejecutivo: Jorge Damario Cané); Colaborador del Weekly News Report del Hispanic American Center for Economic Research (HACER) con sede en Washington, DC. de "Contribuciones a la Economía"; revista académica publicada por el Departamento de Economía de la Universidad de Málaga con la dirección editorial del profesor Dr. Juan Carlos Martínez Coll. Columnista de "La Historia Paralela", revista crítica de política y economía internacional. Columnista de Política y Desarrollo, revista crítica de política y economía. Profesor titular de Introducción a la Economía en la AECA (Asociación Económica Argentina) Colaborador del proyecto enciclopédico WikiHistoria de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala, a cargo del profesor Carlos A. Sabino. Ex columnista y sponsor de la revista Sociedad Libre y de la revista Atlas del Sud. Ex presidente de ESEDEC (Escuela de Educación Económica). Profesor de Elementos de Análisis Económico y Financiero en la UNBA. Ex profesor de la materia universitaria Política Económica Argentina y de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA; de Finanzas y Derecho Tributario de la Universidad Abierta Interamericana (UAI); de Teoría de la Administración en el Master en Derecho Empresarial de la Universidad de Palermo (UP). Ex miembro titular del Departamento de Política Económica de ESEADE dirigido por el economista Lic. Roberto Cachanosky. Secretario general de la ASEDE (Asociación de Egresados ESEADE) Suscriptor y colaborador activo de la FEE (Foundation For Economic Education de Irvington on Hudson, New York, USA.)
 
Autor de numerosos libros, entre ellos: La credulidad, La democracia, Socialismo y Capitalismo, La teoría de mito social, etc. como sus obras más vendidas.