06 de Noviembre, 2025
Radio Mercosur
Brasil

Operación policial en Río de Janeiro deja un balance trágico de 132 muertos

En un impactante hallazgo, más de 60 cadáveres fueron encontrados en un área boscosa de Río de Janeiro, en el marco de una operación policial desatando la alarma en la comunidad

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En la madrugada de este miércoles, una escena dantesca se desarrolló en el Complexo da Penha, en la zona norte de Río de Janeiro. Residentes de la comunidad trasladaron más de 60 cuerpos a la plaza São Lucas, tras un operativo policial que ha sido calificado como el más letal en la historia del estado, con un saldo oficial de 132 muertes. La Defensa Civil llegó al lugar poco después para retirar los restos, un proceso que ha causado conmoción y desasosiego entre los habitantes.
 
Los cadáveres fueron encontrados en una zona boscosa entre los complejos del Alemán y de la Penha, donde se llevó a cabo la operación. La abogada Flávia Fróes, presente durante la retirada de los cuerpos, describió escenas desgarradoras, indicando que varios de los cadáveres exhibían marcas de disparos en la nuca, puñaladas en la espalda y heridas en las piernas. "Esto es una masacre", declaró Fróes, subrayando la naturaleza brutal de la intervención policial.
 
Cuerpos en las calles de Río de Janeiro - REUTERS/Ricardo Moraes 
 
Organizaciones de derechos humanos han solicitado la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, exigiendo la presencia de peritos internacionales para investigar la situación. La comunidad se siente abandonada y acosada, y muchas temen las repercusiones de esta violenta operación contra el crimen organizado. El activista Raull Santiago comentó que la exposición de los cuerpos fue una decisión familiar, con el fin de visibilizar las condiciones en las que fueron hallados.
 
La escena en la plaza São Lucas fue un reflejo del dolor colectivo, con familiares intentando identificar a sus seres queridos entre los cuerpos. Una madre, desgarrada por la pérdida, gritaba pidiendo a la policía respuestas sobre el desfile de su hijo. Las emociones estaban a flor de piel, y en medio del caos, un niño de aproximadamente nueve años ayudaba en la remoción de los cuerpos, una imagen que resalta la crudeza de la situación.
 
Las calles de Río de Janeiro quedaron desiertas tras la operación. Los bares y restaurantes, sustancialmente bulliciosos, se encontraban cerrados, y los habitantes temerosos optaron por permanecer en sus hogares. En varias zonas, el ambiente era comparable al de las primeras semanas de la pandemia, con un silencio inquietante que envolvía la ciudad.
 
A medida que avanzaba la noche, la tensión seguía palpable. Aunque las vías fueron finalmente liberadas, la sensación de inseguridad persistía en el aire. Los vecinos describían una atmósfera de miedo y desconfianza, y muchos optaban por salir solo en caso de emergencias. Esta situación ha dejado a la comunidad en un estado de alerta constante, con las secuelas de la violencia aún frescas en la memoria colectiva.
 
Redacción con información de Infobae / Imágenes Reuters- Ricadro Moraes