07 de Diciembre, 2025
Radio Mercosur
Venezuela

La estrategia de EE.UU. para derrocar a Maduro

Con el fin de asfixiar las operaciones de narcotráfico que benefician a los aliados del dictador venezolano, la Casa Blanca aplica un cerco que busca desestabilizar el régimen caribeño

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Washington, Estados Unidos —La administración de Donald Trump ha adoptado un enfoque realista hacia la dictadura de Nicolás Maduro, señalando que su caída podría ser inminente una vez que sus aliados militares y políticos reconozcan que ya no pueden proteger sus lucrativos negocios ilegales. Esta estrategia busca desmantelar la red de corrupción que sostiene al régimen y, a su vez, fortalecer la seguridad nacional de Estados Unidos.

 

El régimen de Maduro, caracterizado por la represión sistemática, se alimenta de la corrupción estatal y del narcotráfico, utilizando un aparato represivo que incluye militares, policías y civiles. A través de fraude electoral y violaciones de derechos humanos, Maduro ha consolidado su poder, lo que ha permitido el crecimiento de negocios clandestinos que benefician a sus socios.

Trump ha liderado una ofensiva contra el narcotráfico en América Latina, desarrollando un plan detallado, diseñado por el secretario de Estado Marco Rubio, que busca debilitar la base financiera del régimen venezolano. La lógica detrás de este enfoque es clara: si se desmantelan las operaciones ilegales que sostienen al Ejército ya las fuerzas de seguridad, la estabilidad interna de Maduro podría desmoronarse.

 

Este planteamiento coincide con la agenda de los líderes opositores Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, quienes consideran la caída de Maduro como un paso crucial hacia la restauración de la democracia en Venezuela. Sin embargo, la Casa Blanca también prioriza su propia seguridad, creando un enfoque multifacético que abarca medidas legales, diplomáticas y militares.

Recientemente, Trump firmó una orden que permite el uso de la fuerza militar contra cárteles de la droga, considerados por la Casa Blanca como organizaciones terroristas. Esta decisión ha puesto a la dictadura de Maduro en estado de alerta, mientras que el Departamento del Tesoro designó al Cartel de los Soles como una organización terrorista internacional.

 

El Cartel de los Soles, que ha operado con la complicidad del régimen de Chávez y Maduro, ha establecido vínculos con grupos armados como las FARC y el ELN en Colombia, y con carteles de narcotráfico en México. Estos lazos han facilitado el tráfico de cocaína y otras drogas a través de rutas que conectan América Latina con mercados en todo el mundo.

 

Estados Unidos ha anunciado que usará "todos los recursos a su disposición" para evitar que Maduro continúe lucrando con actividades delictivas que amenazan la estabilidad regional y la seguridad interna. El Departamento de Justicia ha ofrecido una recompensa de 50 millones de dólares por información que conduzca a la captura de Maduro, una suma sin precedentes en la lucha contra el narcotráfico.

 

 

La reciente movilización de buques de guerra estadounidenses, que se encuentran en aguas internacionales frente a las costas de Venezuela, refuerza la determinación de Trump de actuar contra el narcotráfico. Esta flota, que incluye varios buques de guerra y submarinos, está diseñada para interrumpir las operaciones ilegales de la dictadura, que trafica no solo drogas, sino también petróleo y otros recursos valiosos.

 

A medida que los fondos provenientes del narcotráfico comienzan a escasear, se espera que los cuestionamientos internos sobre la capacidad de Maduro para gobernar aumenten, lo que podría llevar a un diálogo con disidentes dentro de las fuerzas armadas. Aunque la alineación política entre la administración de Trump y la oposición venezolana no es perfecta, hay un reconocimiento mutuo de que la caída de Maduro es esencial para el futuro del país.

 

Los recientes movimientos de Estados Unidos, que incluyeron la extracción de líderes opositores refugiados en la embajada argentina en Caracas, han demostrado un nivel de precisión y efectividad que ha sorprendido al régimen. Este acto ha evidenciado las fallas en la seguridad nacional de Maduro y ha fortalecido la posición de la oposición en su lucha contra la dictadura.

 

En conclusión, la Casa Blanca continúa implementando una estrategia que combina presión interna y externa para desmantelar el régimen de Maduro. A medida que esta dinámica evolucione, el futuro de Venezuela podría depender de la capacidad de la oposición para capitalizar el debilitamiento del régimen y avanzar hacia una transición democrática.

 

Redacción con información de Infobae