16 de Marzo, 2024
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Brasil avanza para aprobar la reforma jubilatoria

Aprobó en segunda votación el proyecto que cambia las reglas para acceder a una jubilación. El texto aún debe pasar por el Senado

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Brasil dio otro paso para cambiar su sistema de jubilaciones. Por 370 votos a favor, 124 en contra y una abstención, la Cámara de Diputados aprobó en la madrugada del miércoles en segunda votación y tras cinco horas de debate la propuesta de enmienda constitucional que reforma las reglas de la seguridad social del país.
 
Durante este miércoles los legisladores votarán la enmienda en particular, aunque no se esperan cambios ya que por reglamento no puede haber nuevos agregados y sólo puede decidirse la eliminación de dispositivos.
 
Con la conclusión de la aprobación en segunda vuelta, la propuesta, una de las prioridades del gobierno de Jair Bolsonaro, pasará a ser tratada en el Senado.
 
 
La reforma del deficitario sistema previsional del país establecerá una edad mínima para acceder a la jubilación, de 65 años para los hombres y 62 años para las mujeres. Brasil es uno de los pocos países en el mundo cuyo sistema jubilatorio no tiene una edad mínima para acceder al beneficio.
 
Por los cálculos oficiales, la reforma permitirá un ahorro fiscal de unos 240.000 millones de dólares en 10 años, pero ese monto podría incrementarse si, como el gobierno apuesta, el Senado vuelve a incluir el dispositivo retirado por los diputados para que la propuesta alcance los sistemas jubilatorios de las 27 unidades federativas de Brasil -26 estados y un Distrito Federal- y los municipios.
 
En la Cámara alta también se requiere dos rondas de votación con mayoría especial para la aprobación. Esa nueva inclusión permitiría aumentar el ahorro fiscal proyectado en unos 75.000 millones de dólares en una década.
 
Los cambios en la seguridad social, de acuerdo a analistas, legisladores y funcionarios, corregirá la explosiva trayectoria de expansión de la deuda pública de Brasil. También permitirá al gobierno habilitar el debate para nuevas reformas, ya que la administración brasileña prefirió que el tratamiento legislativo se concentrara casi exclusivamente en la reforma de las jubilaciones.
 
Esos nuevos proyectos de reforma incluirán cambios en el sistema tributario, modificaciones en el esquema de coparticipación de impuestos con los estados y municipios, un amplio programa de privatizaciones, y una disminución de obstáculos regulatorios con el objetivo de mejorar el ambiente de negocios y facilitar inversiones.
 
De hecho, el portavoz del gobierno de Brasil, general Otávio Rego Barros, dijo que el equipo económico está terminando una propuesta de reforma tributaria, tema que junto con las medidas de desburocratización son “el próximo paso de la aceleración económica” del país.
 
La nueva seguridad social de Brasil, también, establecerá un tiempo mínimo de aportes para acceder al beneficio de la jubilación de 20 años para hombres y 15 para las mujeres que trabajen en el sector privado, mientras que para los empleados públicos será de 25 años.
 
La reforma, además, cambia la forma del cálculo del beneficio jubilatorio, que hasta ahora se basa en un promedio que descarta el 20% de los salarios más bajos. El nuevo cálculo se hará en base a todos los aportes, incluso el de los salarios menores, lo que recortará jubilaciones futuras.
 
Con los cambios, una persona recibirá una jubilación equivalente a 60% de su último salario con 20 años de aportes, que subirá 2 puntos porcentuales por año aportado. Para recibir jubilaciones iguales al último salario, un trabajador necesitará 40 años de aportes.
 
La Cámara de Diputados había realizado la primera votación de la reforma jubilatoria el 13 de julio.
 
Para avanzar rápido en la segunda votación, el gobierno envió el martes al Congreso un proyecto de ley que autoriza a los ministerios desembolsos por 3000 millones de reales (770 millones de dólares) que se destinarán a pagar las llamadas enmiendas parlamentarias, que financian proyectos de interés de los legisladores.
 
La votación de la reforma tuvo el respaldo de los partidos oficialistas y del llamado Centrao (gran centro) y la oposición de las agrupaciones de izquierda.
 
Fuente: CLARIN